Aunque el libro no esta compuesto por capítulos, Paulo Coelho lo relata en dos partes. De manera que habla del la historia de María por un lado, mientras que por el otro, sigue haciendo reverencia a la historia de la protagonista, mediante su supuesto diario. Lo que permite entender de una manera mas explicita todos los pormenores del relato; abriendo un panorama mas extenso de lo que es su vida y de lo que ella siente a través de todas las situaciones que va viviendo.
Habían pasado ya seis meses de que María se encontraba trabajando en el Copacabana, ella relata todas sus experiencias vividas en aquel país acerca de las relaciones, los clientes, la forma de trabajar dentro del mismo lugar y los 11 minutos que se habían convertido, en resumidas cuentas los mas importantes durante el día.
Logrado conocer y experimentar cosas nuevas que jamas imagino hacer. Mientras que económicamente hablando obtenido el dinero necesario para cambiarse a un mejor departamento en donde vivir, con calefacción; comprar una televisión, comprar su boleto de regreso a Brasil y comprar una hacienda en la cual imaginaba trasladar a sus papas, comprar ganado y contratar empleados que pudiesen estar al servicio de ella y al de su familia.
Habían pasado ya tres meses y estaba a 90 días de que se cumpliese su promesa para abandonar Suiza y para regresar a su Ciudad Natal, por lo que empezó a hacer planes a futuro.
Aunque ya contaba con televisión, no dejaba de visitar la biblioteca y leer sobre sus temas de interés. Por lo que cierto tarde libre acudió como de costumbre a la biblioteca en donde pidió prestados libros sobre haciendas, para poder empezar a instruirse en la administración de las mismas y de esta manera cumplir sus objetivos propuestos.
Saliendo de la biblioteca, camino con la intensión de dar un paseo y conocer sobre las haciendas. Miro en lo alto de la ciudad y observo un letrero que decía: "camino a santiago" así que emprendió ir a visitarlo. Enfrente de este, se encontraba un bar y como estaba tan acostumbrada a preguntar, decidió entrar y averiguar con la mesera que ahí se encontraba que era ese letrero, a lo que ella no supo que responderle.
Ya estando ahí se dispuso a tomar un café y leer aquellos libros que llevaba. Después de un tiempo se levanto, pago el café y dio las gracias. Dispuesta a salir, escucho una voz que le dijo, espera un momento. Volviendo su cara llena de curiosidad en dirección de aquella voz, observo a un chico que se encontraba arrodillado en el suelo, dibujando un señor sentado y con un vaso de anís.
Aquel chico le había dicho, no te vayas; estoy terminando este retrato y me gustaría pintarte a ti también. Después de tanto insistir y esperar, aquel hombre determino hacer un retrato de María.
Finalizando con su retrato le invito un trago de anís, y empezaron a entablar conversación. María dijo la verdad acerca de su profesión y de todo lo que hacía, de igual manera aquel pintor famoso llamado Ralf Hart platico con ella acerca de su vida personal. El supo explicarle aquel letrero por el cual María había llegado ahí; así que ambos salieron a caminar por allí, conversando y pasando toda la tarde libre.
Terminando aquella tarde se despidieron, Ralf le entrego a María la tarjeta de su agente y le dijo que si llegase a seguir en Europa podría visitar en 6 meses mas, aquel lienzo de ella en una exposición, a lo que María respondió que solo estaría 3 meses mas ahí.
Siguieron sus caminos, María relata en su diario que después de aquella tarde nada volvió a ser igual para ella, se puso a pensar que podría querer aquel pintor de ella y volvió a recordar la oportunidad que en algún momento había dejado pasar con aquel niño del lápiz.